Introducción

La presente publicación parte de la premisa de que estamos viviendo una crisis sistémica que sólo puede ser resuelta con alternativas sistémicas. Lo que la humanidad enfrenta no es sólo una crisis ambiental, económica, social, geopolítica, institucional o civilizatoria. Todas estas crisis son parte de un todo. Es imposible resolver una de estas crisis sin abordar las otras en su conjunto. Cada una de estas crisis se está retroalimentando de las demás. Las estrategias unidimensionales son incapaces de resolver esta crisis sistémica y, por el contrario, corren el grave riesgo de agravarla.

La humanidad, desde la primera civilización que se conoce hace 8.000 años, ha atravesado por diferentes crisis que también combinaron varias de estas dimensiones. Sin embargo, es la primera vez que estamos frente a una crisis de carácter mundial que abarca a cada rincón del planeta y que incluso está alterando la época geológica del Holoceno, en la que se desarrollaron diferentes culturas gracias a la estabilidad del clima. La magnitud de la crisis es tan grande que lo que está en juego ya no es una civilización en particular sino el destino de la humanidad y de la vida como la conocemos. La crisis sistémica es de tal envergadura que lo que está provocando es la sexta extinción de la vida en la Tierra. El planeta, al igual que en el pasado, continuará su devenir que ya lleva mas de 4.000 millones de años, pero se alterarán las condiciones ambientales que hicieron posible el desarrollo de millones de formas de vida, incluida la humana.

Está crisis sistémica ha sido provocada por un conjunto de factores entre los cuales destaca la búsqueda incesante de ganancias del sistema capitalista a expensas del planeta y la humanidad. Este sistema está llevando a la extinción de especies, a pérdidas importantes de la biodiversidad, a la degradación del ser humano y a sobrepasar los límites absolutos de la naturaleza. Esta no es una crisis cíclica más del capitalismo en la que después de sufrir una depresión se recupera con cifras récord de crecimiento para continuar su expansión. Esta es una crisis mucho más profunda que se ha extendido a todos los aspectos de la vida en la Tierra y que ahora tiene dinámica propia sin posibilidades de revertirse en el marco del sistema capitalista.

El capitalismo, lejos de implosionar por sus contradicciones internas, se está reconfigurando y continúa su búsqueda de nuevos mecanismos para incrementar su tasa de ganancia hasta exprimir la última gota de sangre a la gente y al planeta. Todo puede ser mercantilizado. Todo se convierte en una “oportunidad” de nuevos negocios. Los desastres naturales, la especulación financiera, el militarismo, la trata de mujeres y niños, los mal llamados “servicios ambientales” de los bosques, el agua… No hay límites para el capitalismo. La sobreexplotación, el sobreconsumo y el derroche son los principales motores de este sistema que requiere del crecimiento sin límites en un planeta finito. El aumento de la desigualdad y la destrucción de los ciclos vitales de la naturaleza son su legado.

Las alternativas al actual sistema sólo pueden ser construidas si profundizamos nuestra comprensión del proceso de reconfiguración del capitalismo. El capitalismo ha demostrado que tiene una gran flexibilidad para adaptarse, capturar, remodelar y crear salidas para sí mismo. Lo que comienza como una idea o movimiento progresivo es cooptado, transformado e incorporado para mantener y reproducir el sistema.

Sin embargo, el capitalismo aunque es un factor muy importante, no es el único elemento que ha llevado a esta crisis sistémica. El productivismo y el extractivismo que dieron origen al capitalismo y que han pervivido incluso en economías que querían superar al capitalismo, es otro factor clave. La idea de una sociedad floreciente, basada en un continuo crecimiento económico, ha llevado a resquebrajar el equilibrio climático alcanzado por el sistema de la Tierra hace 11.000 años.

A estos dos factores hay que sumarle las estructuras y cultura patriarcal que pervive desde hace siglos y que alimenta diferentes formas de concentración y ejercicio  del poder a favor de élites privilegiadas tanto en espacios púbicos como privados. El capitalismo no ha creado el patriarcado pero lo ha acentuado de una forma particular al invisibilizar el trabajo reproductivo y del cuidado que las mujeres y otros grupos humanos desarrollan en espacios no integrados al mercado.

Por último, es importante destacar la visión antropocéntrica dominante que considera al humano como un ser superior que está separado y por encima de la naturaleza. Al igual que el patriarcado considera a la mujer como un objeto, el antropocentrismo considera a la naturaleza como una cosa que puede ser explotada y transformada  para beneficio humano. Este antropocentrismo, que ya existía en varias sociedades precapitalistas, se ha multiplicado exponencialmente con la revolución industrial y el desarrollo de la tecnología.

En este contexto cuando hablamos de construir alternativas sistémicas nos referimos no sólo a alternativas al capitalismo sino a estrategias que sean capaces de enfrentar y superar al patriarcado, el productivismo-extractivismo y el antropocentrismo.

Las alternativas no surgen en el vacío, emergen en las luchas, experiencias, iniciativas, victorias, derrotas y resurgimiento de movimientos sociales. Las alternativas surgen en un proceso, muchas veces contradictorio, de análisis, práctica y propuestas que se validan en la realidad.

No hay una sola alternativa. Hay muchas alternativas. Algunas vienen de los pueblos originarios como el Vivir Bien. Otras, como el decrecimiento, se construyen en las sociedades industrializadas que han sobrepasado los límites del planeta. El ecofeminismo aporta la dimensión de las mujeres esencial para superar el patriarcado que se enlaza con el antropocentrismo. Los derechos de la Madre Tierra buscan construir nuevas formas de relacionamiento con la naturaleza. Los “comunes” enfatiza la autogestión de las comunidades humanas. La desglobalización se centra en el análisis del actual proceso de globalización y en el desarrollo de alternativas para procesos de integración mundial que tengan en su centro a los pueblos y a la naturaleza.

Estas visiones no son las únicas que aportan a la construcción de Alternativas Sistémicas. El ecosocialismo, la soberanía alimentaria, la economía solidaria, el Ubuntu y otras visiones más contribuyen desde diferentes perspectivas a este proceso. Todas tienen fortalezas, limitaciones, contradicciones y puntos en común. Todas son propuestas en construcción. Son piezas de un rompecabezas que tiene múltiples respuestas y que se altera con el agravamiento de la crisis sistémica.

Ninguna de las propuestas, ni el Vivir Bien, ni el decrecimiento, ni el ecofeminismo, ni la deglobalización, ni los derechos de la Madre Tierra, ni los comunes, pueden enfrentar solas satisfactoriamente la crisis sistémica. Todas estas propuestas y muchas otras más necesitan complementarse para forjar alternativas sistémicas.

Complementarse quiere decir completarse. Articularse para forjar un todo que de respuesta a la complejidad del problema que tenemos planteado. Aprender de la otra visión, verse a través de los postulados de la otra propuesta, descubrir las fortalezas ajenas, explorar las debilidades y vacíos comunes y sobre todo pensar en función de cómo completarse en algo superior.

La complementariedad de visiones no persigue construir una sola alternativa sino desarrollar un tejido de múltiples alternativas sistémicas. La diversidad de realidades que interactúan en nuestro planeta requiere diversas alternativas sistémicas. Por eso hablamos de alternativas sistémicas en plural y el objetivo principal de esta publicación es promover un diálogo constructivo y creativo entre estas distintas visiones.

Este libro es el resultado de la iniciativa Alternativas Sistémicas, que es coordinada por Focus on the Global South de Asia, Attac de Francia y la Fundación Solón de Bolivia. Los diferentes capítulos de la publicación reflejan, por un lado, la opinión de sus autores y, por otro lado, son la expresión del proceso de interacción y construcción colectiva que se ha dado a lo largo de diferentes eventos e intercambios organizados por la iniciativa Alternativas Sistémicas que ha contado con el generoso apoyo de CCFD, Fastenopfer y DKA.

Los coordinadores de esta publicación esperamos que la misma despierte y desencadene nuevos debates y aproximaciones cada vez más profundos y agudos que ayuden a hacer frente a la crisis sistémica que vivimos.

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