Entrevista realizada a Pablo Solón por Alda
¿Que son los Derechos de la Madre Tierra?
Los Derechos de la Madre Tierra son un llamado a superar el dominante paradigma antropocéntrico e imaginar una nueva sociedad de equilibrio en la Tierra. Los Derechos de la Madre Tierra están aun en proceso de construcción y son el resultado de la convergencia de diferentes corrientes de pensamiento, entre las cuales podemos identificar la indígena, la científica, la ética y la jurídica. La Declaración de Derechos de la Madre Tierra, es decir el texto aprobado el 2010 en la Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de las Madre Tierra en Bolivia, es parte importante de este proceso.
Los Derechos de la Madre Tierra reflejan la visión de los pueblos indígenas de muchas partes del mundo y en particular de la región andina de América del Sur. Según la visión indígena andina, todo tiene vida, incluyendo los cerros, los ríos, el aire, las rocas, los glaciares y los océanos. Todos son parte de un organismo vivo más grande que es la Pachamama o Madre Tierra que a su vez interactúa con el sol y el cosmos. Para esta corriente la vida no se puede explicar sino se toma en cuenta el todo. Los seres humanos son sólo un componente más de la comunidad de la Tierra y de ninguna manera son los dueños de la tierra ni de otros seres. Si bien el concepto de “derechos” no esta presente en la visión indígena el respeto por la naturaleza es un elemento constitutivo de su legado.
Según los científicos de la Tierra nuestro planeta es un sistema en el cuál todos los procesos están interconectados. Hoy la ciencia afirma que la actividad humana -yo diría mas propiamente el sistema capitalista- está alterando los ciclos vitales de la Tierra como lo vemos en el cambio climático. La corriente científica proporciona datos y evidencias que muestran la necesidad de avanzar hacia una nueva relación con la naturaleza una de cuyas expresiones son los Derechos de la Madre Tierra que considera al planeta como una comunidad de la Tierra.
La vertiente ética de los derechos de la Madre Tierra es la que desde San Francisco de Asís hasta el Dalai Lama afirma que los seres humanos tenemos una responsabilidad moral con nuestro propio hogar y las otras criaturas que la habitan, por lo tanto debemos dejar de tratarlos como simples cosas.
Por último está la vertiente jurídica, con exponentes como Tomas Berry y la Jurisprudencia de la Tierra que afirman que para restaurar el equilibrio entre los humanos y la naturaleza es necesario reconocer que estos últimos también tienen derechos y que los derechos de los primeros no pueden violar los derechos de los segundos como ser por ejemplo el derecho a mantener su capacidad de regeneración, o a vivir libres de contaminación o a no ser alterados en su estructura genética.
En la Declaración de Derechos de la Madre Tierra del 2010 confluyen estas diferentes vertientes para convocarnos precisamente a re-imaginar nuestra relación con la naturaleza de las cuál artificialmente los humanos hemos sido separados.
¿Por qué es importante y urgente esta Declaración?
Por qué el equilibrio del sistema Tierra ha sido roto por el capitalismo, el productivismo, el antropocentrismo y el patriarcado. Si no restauramos el equilibrio del sistema de la Tierra el futuro de la humanidad será trágico. La declaración de Derechos de la Madre Tierra apunta en esa dirección pero de ninguna manera tenemos la ilusión de que su aprobación a nivel nacional o mundial restaurará el equilibrio perdido. Así como la declaración de derechos humanos es un referente clave a pesar de su no cumplimiento en muchos contextos y circunstancias, la declaración de los Derechos de la Madre Tierra contribuirá a limitar sobre todo los derechos de propiedad de las transnacionales y grandes empresas privadas que son las que fundamentalmente provocan la crisis sistémica que vivimos en la comunidad de la Tierra.
¿La declaración de Derechos de la Madre Tierra es compatible con la justicia social?
No hay justicia social en un planeta enfermo. Sin bosques, sin agua limpia, con una elevación del agua de los océanos, sin glaciares en las montañas o en el ártico, miles de millones de seres humanos serán obligados a migrar y muchos morirán. Obviamente los más ricos y poderosos del planeta podrán extender su existencia tomando un avión antes que un huracán arrase su ciudad, comprando aire y comida no contaminada o construyendo fortalezas para evitar que los migrantes climáticos afecten su vida cotidiana. La única forma de lograr una verdadera justicia social es si al mismo tiempo luchamos por preservar los ciclos vitales de la Tierra y sus ecosistemas.
¿Como debemos cambiar el paradigma de cómo nos relacionamos con la Madre Tierra?
Respetar los derechos de la Madre Tierra significa detener la deforestación que por ejemplo en Bolivia destruye entre 160.000 y 250.000 hectáreas de bosque nativo por año, significa dejar de extraer 80% de las reservas de combustibles fósiles conocidas en el mundo, ya que si extraemos más del 20% del petróleo, gas y carbón aumentaremos la temperatura del planeta de manera muy peligrosa para todas las formas de vida de la Tierra.
Respetar los derechos de la Madre Tierra implica parar el uso de agrotóxicos y organismos genéticamente modificados que contaminan y transtornan la naturaleza, significa cambiar los patrones de consumo, producción y desperdicio que actualmente genera el sistema capitalista. Los derechos de la Madre Tierra son contrarios a los tratados de libre comercio que buscan el mayor beneficio a cualquier costo o al uso de la guerra y las armas que destruyen la vida.
¿En el caso de Bolivia (y de modo general), cuales serian las causas que explican la falta de éxito (o el éxito parcial) del movimiento social o de la izquierda una vez que llega al poder para lograr el cambio de sociedad y el reparto justo de las riquezas y la participación popular?
Bolivia y Ecuador avanzaron de manera muy importante en el reconocimiento jurídico de los derechos de la Madre Tierra o de la naturaleza, pero en la aplicación de estos derechos se aplazaron porque sólo se quedaron en el discurso.
La razón de esto tiene que ver con el echo de que los llamados gobiernos progresistas acabaron priorizando aquellas actividades económicas que en el corto plazo les podían dar mayores ingresos para así hacer algunos programas sociales que les permitieran afianzarse en el gobierno y ser reelegidos. Es así que se priorizó la extracción de combustibles fósiles y minerales en vez de la agroecología, porque exportando materias primas se podía obtener más dinero en lo inmediato. En el caso boliviano se llegó a permitir la proliferación de la soya transgénica sólo porque favorecía las exportaciones del sector agroexportador.
No es cierto que nuestros países no tienen otra alternativa que seguir en el extractivismo para salir de la pobreza. En el caso boliviano en vez de construir mega hidroeléctricas que inundan los bosques o perder cientos de millones de dólares en exploraciones petrolíferas fallidas se podría avanzar en la implantación de iniciativas de energía solar comunitaria, municipal y familiar para transformar a los bolivianos de meros consumidores en productores de energía eléctrica empoderando a las comunidades andinas en un país con una de las mas altas radiaciones solares del planeta. Así se haría realidad tanto la justicia social como los derechos de la Madre Tierra.
En diciembre 2011, durante la COP17 usted declaro “es hora de cambiar la forma en que nos relacionamos con la naturaleza y restablecer la armonía con la naturaleza”. ¿Como hacerlo cuando se ve que los mercados y los estados (progresistas o no) son influenciados por la cultura del extractivismo?
Después de diez años de experiencia de gobiernos progresistas creo que el error fue apostar a tomar el gobierno para hacer el cambio desde el Estado, cuando lo que había que hacer era llegar al gobierno para desplazar a las fuerzas neoliberales del gobierno e incentivar aún mas la auto-organización y autodeterminación de los movimientos sociales. El error de los gobiernos progresistas es haber creído que ellos eran los salvadores. Todo movimiento de izquierda cuando llega al gobierno es inevitablemente atrapado por la lógica del poder. La única forma de contrarrestar esto es con un contrapoder desde fuera del poder del estado. Ese contrapoder solo lo pueden construir las organizaciones sociales, los sindicatos, los movimientos de trabajadores y campesinos, pero eso, no será posible si esas organizaciones son cooptadas o pierden autonomía frente al gobierno de izquierda.
Necesitamos tomar el poder para fortalecer el contrapoder de los movimientos que es la verdadera fuerza de transformación. Las nacionalizaciones y estatizaciones son importantes en un proceso de cambio pero jamás pueden ni deben remplazar la capacidad de autogestión de las organizaciones de base.
Si en Bolivia se hubiera potenciado la autonomía y creatividad de los movimientos sociales con seguridad que jamás hubieran sido aceptadas iniciativas tan descabelladas como el paso de la competencia de autos del Dakar por Bolivia que es promovida desde la presidencia del Estado Plurinacional. La efectiva implementación de los derechos de la Madre Tierra sólo puede ser posible si la sociedad la asume y se moviliza incluso para controlar a los gobiernos de izquierda y avanzar más allí de las fronteras nacionales.
Version original http://www.mrafundazioa.eus/es/articulos/pablo-solon-no-hay-justicia-social-en-un-planeta-enfermo