Por Pablo Solón
Los pájaros se han ido.
Mucha gente habla de ellos, confusa y preocupada.
Las pocas aves que se ven están moribundas: tiemblan y no pueden volar.
Es una primavera sin voces.
1962: El libro de Rachel Carson acaba de ser publicado y rápidamente se convierte en un bestseller. Comienza con una “fabula para el día de mañana” en la que se imagina un pueblo donde los pájaros han desaparecido por el uso excesivo de pesticidas.
Las grandes empresas de agro químicos reaccionan virulentamente contra el libro que lleva el título de “Primavera Silenciosa”. Acusan a Carson de propagar falsedades pues el hombre y la tecnología puede controlar a la naturaleza. La norteamericana bióloga marina tiene 55 años y está enferma de cáncer. Ha dedicado los últimos 6 años a juntar evidencias sobre el impacto de los insecticidas a los cuáles considera venenos.
De forma elocuente relata que se han encontrado residuos de plaguicidas sintéticos “en la mayoría de los sistemas fluviales, e incluso en corrientes subterráneas que fluyen a lo largo de la tierra”. Describe como en el cuerpo de peces, pájaros, reptiles y seres humanos se han encontrado estas sustancias tóxicas. Señala que a “los hombres de ciencia que efectúan experimentos con animales les es casi imposible localizar a seres libres de tal contaminación”. Advierte que los plaguicidas están “en la leche de las madres y en los tejidos de los niños por nacer”.
El ataque de los grandes fabricantes de químicos le da una gran visibilidad en la prensa y la televisión. Millones de espectadores la siguen y miles de cartas inundan la Casa Blanca. El presidente John F. Kennedy nombra una comisión para estudiar el uso de pesticidas. Carson dedica los últimos 16 meses de su vida a esparcir la verdad sobre los plaguicidas. El Congreso de los Estados Unidos escucha su testimonio.
“¿Cómo pueden los seres inteligentes tratar de dominar unas cuantas especies molestas por un método que contamine todo lo que les rodea y traiga la amenaza de un mal e incluso de la muerte de su propia especie?”.
Rachel Carson no vive para ver el momento en el cual el presidente Lyndon B. Johnson firma una de las primeras leyes que regula los pesticidas haciendo alusión directa a la autora de Primavera Silenciosa.
2019: Una delegación de biólogos camina por la Chiquitania. Aun la tierra está caliente. Sólo escuchan sus pasos. De repente se detienen. Es el silencio absoluto.
El fuego ha arrasado con todo: mamíferos, roedores, reptiles, anfibios, gusanos, arácnidos, mariposas, abejas. Los pájaros se han ido o muerto en el intento. Los sobrevivientes ya no podrán volver a sus nidos convertidos en cenizas. El taladrar del pájaro carpintero es un triste recuerdo de primaveras pasadas.
Los pesticidas y el fuego son los grandes artífices de las primaveras silenciosas. Muchas veces van juntos. Se queman bosques porque los plaguicidas matan la tierra. Ambos acaban con la vida. Unos envenenan lentamente en silencio mientras el otro se expande a la velocidad del viento calcinando todo.
En el hemisferio sur, la primavera comienza a fines de septiembre. Este año será una de las primaveras más silenciosas por los fuegos que arrasaron Sudamérica y el África. Quizás no nos demos cuenta porque el ruido de los automóviles, las maquinas y la televisión satura nuestros oídos y nos vuelve insensibles frente a los cantos perdidos de los pájaros.
Sin embargo, este septiembre la primavera no será silenciosa. Millones de niños y jóvenes dejaran de ir a clases para salir a las calles. Entre el 20 y el 27 de septiembre se anuncia la movilización mundial por el clima más grande de la historia. En todos los países habrán acciones de protesta porque no se frena el consumo de combustibles fósiles ni se detiene la deforestación de los bosques.
Greta Thunberg que inspira esta movilización mundial dice con extremada contundencia: “Ustedes dicen que aman a sus hijos por encima de todo lo demás, y sin embargo les están robando su futuro frente a sus propios ojos”. Los políticos, los empresarios, los terratenientes y nosotros mismos nos hemos acostumbrado a formas de vida que deben cambiar radicalmente.
Hablar de futuro seguro cuando nuestra casa grande se quema es una estupidez delirante. Carson decía “es saludable y necesario que volvamos a contemplar las bellezas de la tierra, con asombro y humildad”. La primavera silenciosa de los bosques calcinados está alimentando esta otra primavera bulliciosa que viene desde el niño que todos llevamos adentro y que nos dice junto a Greta Thunberg “si es tan imposible encontrar soluciones dentro del sistema, entonces tal vez deberíamos cambiar el sistema”.
Publicado originalmente en la Revista Rascacielos de Pagina Siete, 15 de septiembre de 2019, https://www.paginasiete.bo/rascacielos/2019/9/15/primaveras-silenciosas-230676.html
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